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la Señora; lo que ha sido una providencia: no hay nada sin Dios!

En seguida contó á su mujer lo ocurrido.

—¡Si Pablo es mas noble que el oro! dijo con expresion Dona Brígida, gastando esa hermosa voz, á la que en los pueblos se dá un sentido mucho más lato que en el lenguaje moderno, en el que solo expresa una calidad; pero entre las gentes del campo es su significado como la esencia de todas las demás buenas cualidades.

—Lo que Pablo ha hecho, Padre, repuso Clemencia, es más que una heroicidad; es una abnegacion de sí mismo.

—Sí, sí, merece una corona, dijo D. Martin; pero como no la tengo, lo que te doy, Pablo, es el Potro ruano Andaluz, para que lo luzcas á él, como el mejor caballo de por estas tierras, y él te luzca á tí, como el mejor ginete y el más guapo de los mozos de Andalucía.

—¡Señor! exclamó Pablo, de manera alguna admito ese potro, que es el mejor que teneis.

—Oyes, ¿y cuándo has visto tú que lo que yo regalo sea lo peor? repuso su Tio. ¡Pues tendria que ver!... ¿Y en quién ha de estar mejor empleado; me querrás decir?

—Por Andaluz os darán en féria cuarenta mil reales, Tio.

—Más que me dieran cuarenta mil pesos, no sale Andaluz de casa; ese es para tí. He de tener el gusto CLEMENCIA.

TOMOI. 16