Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/279

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 9 —

—Pues lo estoy para esa picaronaza y para todoslos suyos; porque la madera de los Latranas ni para tacones es buena.

¿Qué han hecho á Vd. los pobres esas?

—¿Qué me han hecho? ¡pues no es nada! La descocada esa, que pide mucho y no agradece nada y que es como la ballena que todo le cabe y nada le llena, si no se hace lo que pide á modo de apremio, se pone he cha un basilisco. ¡Sábete que la tia sátira esa, porque no le libré de soldado un sobrino suyo mas malo que Geta (1), se me desvergonzó en mis barbas, y á mis espaldas me puso mas bajo que un caño. Porque así sucede: házme ciento, márrame una, y no me has he cho ninguna.

—Pero Padre, la pobrecita tiene tanto empeño...

—Y tú tambien, Malva—rosita: ¿no es eso? Vamos, que entre esa vision; aunque hacerle bien es lo mismo que lavar los pies á un burro.

Clemencia fué á avisar á la tia Latrana, que le dijo al verla venir: —Por fin, señorita, vino su mercé: D. Martin no tuvo presente, que hambre y esperar hacen rabiar.

—Vaya, ¿qué se ofrece, pozo airon? (2) preguntó D. Martin á la tia Latrana al verla entrar compunjida. ¿A qué se viene Vd. amparando de mi hija? Vd.

(1) Geta, corrupcion del nombre Gestas, el Mal ladron (2) El pozo Airon es una laguna cerca de Salamanca á la que no se le ha hallado fondo.

›D