Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/308

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 38 —

sean unos cangallos, ten entendido que siendo Clemencia mi nuera, á quien quiero como hija, le dejo,—por justicia que á ello me obliga, y por cariño que á ello me induce,—no solo cuanto libre tengo, sino la mitad del mayorazgo, de la que por la ley de ahora puedo disponer.

Pablo respiro libremente al ver la cuestion traida sobre este terreno.

—Tio, señor, exclamó con espansion, nada más justo, natural y debido. Si no hubiéseis pensado en ello, yo os lo habria recordado, y os hubiese rogado que lo hiciérais.

Lejos de apreciar la generosidad que demostraba la respuesta de Pablo, D. Martin ya contrariado y ahora vencido hasta en sus últimos atrincheramientos, se encolerizó creyendo que el despecho llevaba á Pablo á hacer alarde de una indiferencia despreciativa por la herencia que debia dejarle; así fué que le dirigió exasperado esta amenaza: —Es que quizás me sea fácil, hoy que todo anda manga por hombro, sacar cédula Real para dejárselo todo.

U—¡Ojalá y lo hagais! respondió Pablo con una benévola sinceridad que dejó á D. Martin confundido, puesto que no sospechaba el móvil de la conducta de su sobrino, y que aun dado caso que lo hubiese sospechado, no lo habria creido, no alcanzando á comprender el buen señor, que por amor se renunciase: al amor.