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" en lugar de ojos tuviese cristales en la cara; y en lugar de corazon tuviese una reja en el pecho! No, nada: es que erró su vocacion, que debia ser la de fraile mendicante; ya que ni quiere mujer ni quiere herencia.

Las personas amigas de ceder, ó por complacen cia adquirida, ó por buena inclinacion natural, corren el riesgo en este pícaro mundo en que de todo se abusa, de que esto se haga con su condescendencia, y que se llegue á mirar como imposible, ó al ménos se tache de insubordinacion, el que en circunstancías dadas, cuando á ello les obliga su conviccion, se opongan á la voluntad ajena, y si alguna vez quieren hacer valer el derecho á su personalidad, se grite como si ese derecho fuese una usurpacion.

Por su parte, viendo Clemencia que su Padre nada decia, esperaba que habria desistido de su intento, y en su corazon, con la esperanza de que así fue se, renació la alegría. Nunca sospechó que hubiese podido rehusarla Pablo; tanto á causa de aquel secreto instinto de las mujeres, que aun cuando les contraríe, les avisa la impresion que causan, como porque juzgaba un imposible el que se opusiese Pa bło la voluntad de su Tio.

Don Martin al cabo de quince dias, volvió á hablar con su sobrino, á quien halló tan firme y decidido en su negativa como la vez primera. Entonces dijo á su nuera con esa delicadeza que enseña el verdadero carino: