Entonces las criadas todas, y á la par, empezaron á referirle lo ocurrido, llenando á su amo de bendiciones y derramando lágrimas. Clemencia se volvió á echar en los brazos de su Padre, sin poder hablar una palabra.
1 —¿Ves tú? le dijo éste al oido, ¿ves, Malva—rosita, cómo es bueno ser rico?
—¡Mejor es ser bueno! contestó ella.
—Uno y otro, repuso D. Martin. Para hacer una buena obra en forma, se necesitan tres cosas, pichona; la ocasion, los medios y la buena voluntad; es como la trinidad, Tres en uno. ¿Estás? ¡Ea! añadió en recia voz dirigiéndose á las criadas; basta ya de aspavientos; callarse! No parece sino que he hecho alguna cosa del otro jueves! Ea, señora,—dijo á su mujer que habia quedado impasible, mirando lo que habia hecho su marido como la cosa más natural y sencilla,—mande Vd. estos cansados cencerros que me tienen atolondrado, cada una á su obligacion.
Mira, María Bódrios, añadió dirigiéndose á la cocinera, si está pegada la la, te advierto que le despido.
¿Qué hay que comer?
—Lomo, señor; y carnero dorado.
—¿No hay aves?
—No señor.
—Pues que no vuelva á suceder: te tengo dicho que cuando no haya aves de tiro eches mano á las del corral; que carne de pluma quita del rostro la arruga; pero tú tienes memoria de embudo, y yo no: