Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/330

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 60 —

—Pues muy buenos quince que tuve, señor Don Martin! y cuando volvió mi Juan de la guerra de Perpiñá (1) para casarse, me dijo que no habia visto por allá mejor hembra que yo.

—Si fuese eso cierto, habria mentido el refran que dice que quien tuvo retuvo... pues lo que es ahora, más que fuese un valiente de la guerra del Rosellon, se habia de asustar al verla. Ea, coja Vd. dos de luz, y cuatro de traspon.

—Pues quédese Vd. con Dios, señor D. Martin, el Señor se lo pague y le aumente los bienes, y sobre todo la buena voluntad. Memorias á la señora y á la señorita; y mandar, señor D. Martin.

—Senor, le dijo el ama de llaves, presentándole dos grandes platos de loza sevillana, que contenian masa frita y bollos de aceite; esto han mandado las mujeres del yegüerizo y del temporil. No están muy allá ni los bollos ni los pestiños: ¿los pongo en la mesa?

1 —Sí, sí, repuso el señor, que en la mesa del Rey la torta agena parece bien.

—Eso se ha hecho con la harina y el aceite que les mandó su mercé repartir, observó Juana.

—Podrá ser, mujer, y que hayan tenido presente aquello de á quien te dá el capon dále la pierna y el alon.

Don Martin se levantó, atravesó el patio para ir á la (1) Perpignan.