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con mi marido, y se hubiesen Vds. ido en amor y compaña á poblar una isla desierta! ¡pero, hija mia, la que no está por la vida patriarcal, esto es, las gentes que viven en la era presente, como dicen los periódicos, llaman á los hijos cargas, y al casamiento yugo. Así lo llama hasta mi beata hermana Constancia, sin más que anteponerle la calificacion de santo. Pero, si tan bien te parece el matrimonio, mucho extraño que hayas estado ocho años viuda; por consiguiente, no te admire que no ponga mucha fé en tus palabras, ni te crea muy sincera.

Clemencia se quedó asombrada de ver convertido en sistema y formulado en reglas de mundo, un sentimiento que ella habia tenido, nacido de sus desgracias domésticas, y del que su Tio le habia hecho avergonzarse á pesar de su inocente origen, como de un sentimiento emancipado, egoista, poco natural y poco mujeril: así fué que contestó sonroiándose: — —En Villa—María habia pocos novios, y además mi vida era tan dulce al lado de mis,Padres y de mi Tioque la habria preferido siempre á toda otra, no por amor á la libertad ni oposicion á los hijos, sino por amor á ellos.

Con que... te volverias á casar? preguntó con burla Alegría.

—Si hallase un hombre que me llenase, y á quienpudiese hacer feliz, lo haria; pues así se lo prometí. á mi. Tio, contestó Clemencia.