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berto, otro para el gran turco, y el neis á vuestra disposicion.

presente, que teHasta á D. Silvestre, cuya hostilidad á los caminos de hierro, no le era desconocida, habia regalado Sir George una chistosa caricatura inglesa que representaba una procesion de viageros, que antes de entrar en los coches y wagones del tren pasaban ante la máquina quitándose el sombrero y saludándola con las palabras con que los gladiadores romanos saludaban al Emperador antes de ir al combate: MORITURI TE SALUTANT.

Esta sátira habia entusiasmado cuanto era dable entusiasmar al calmoso D. Silvestre: la habia llevado á todas las partes á que concurria, mandándole hacer en seguida un suntuoso marco de caoba con una estrella de metal dorado en cada ángulo, y colgado frente de un mueble que tenia el nombre, y no el uso, de mesa de escribir; inesa que adornaba un tintero de plata de purísimas entrañas, unido á una pluma vírgen sin mancilla, cuyos desposorios eran tan nominales como los de Santa Cecilia y San Valeriano.

No obstante, Percy no usaba con Clemencia hipocresía, no porque no fuese muy capaz de valerse de todos los medios para ganarse su corazon, sino porque en su escepticismo general, se persuadia de bueua fé que cuanto elevado, ferviente, ascético é ideal existe son voces muy literarias, muy poéticas