Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/421

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 151 —

sentir en todas cosas de la calentura al marasmo sin gradacion. En el primer momento se dejaba llevar á todos los extremos buenos y malos; pasado aquel, cual la vela á que falta el viento, caia inerte. No echando en él raices ningun sentimiento, no se habria hallado enemigo más inofensivo; pero, como amigo, dejaba mucho que desear; pues si no conocia el rencor, tampoco conocia la gratitud, que es el sentimiento de raices mas profundas. No habia ninguno que tuviese ménos estabilidad, no solo en su sentir, sino tambien en su pensar. Cada dia un observador habria notado en él una nueva faz, no por cálculo ni estudio, como se vé en muchos que guian las circunstancias ó la ambicion, sino por naturalidad, pues era sincero, y aun cínico, así en sus afectos como en sus indiferencias, no honrando lo bastante la opinion ajena para contrarestar con la fuerza de su voluntad, ni la apatía ni los extremos á que se entregaba. Olvidan tan de un todo estos hombres, lo que han hecho, dicho y pensado, si llega á perder para ellos su interés y su actualidad, que extrañan, y se ofenden que alguien, aunque sea el ofendido, pueda conservar el recuerdo de lo pasado, que se sumió para ellos en la nada. Eu tales hombres, sin lastre (y los hay que parecen hasta graves), nada malo se arraiga, y nada bueno se estabiliza: así es, que instintivamente nunca inspiran á los demás, ni repulsa acerba, ni confianza entera; por lo que jamás tienen ni enemigos encarnizados, ni amigos consa— 1