Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/440

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 170 —

placer, que me hacen á veces sonreiros como á inocente niño, y otras adoraros como un alto espíritu, pues de ambos participais.

— —De ser expansiva me retrae vuestra ironía.

—No, Clemencia—dijo Sir George, tomando á uso de su pais la mano de su amiga, que apretó con cordialidad,—creed el hombre viejo se despoja de su saco impermeable á la puerta de vuestra estancia, yante vos se presenta el nuevo con su blanca túnica de linoque —No dudo que sea vuestra intencion, pero...

—¿Pero?

—¿Sabeis que dicen los franceses, que por más que se aleje lc que es natural vuelve á galope? respondió Clemencia.

—¿Hemos trocado nuestros papeles, Clemencia?

Vuelvese la paloma, halcon?

—No; pero la mosca que ve la red la dice á la arana que la sabe precaver.

—Me haréis arrepentir de haberme mostrado indefenso y desarmado?... ¿me obligais á volver á vestir el arnés?

—¿Como, Sir George, os obligaria yo á cosa que destestó?

—No queriendo abrirme con expansion vuestra alma. Vamos, decidme, ¿qué es lo que vos llamais goces?

—Entre otros muchos, dijo al cabo de un rato de silencio Clemencia, los que están al alcance de todos