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CAPITULO XII.
—Pablo, dijo al dia siguiente Clemencia á su primo, cuida de que cuanto antes sean trasladados todos mis efectos á Vil'a—María.
—¡Pues qué!... preguntó sorprendido Pablo, ¿no piensas que vivamos aquí?
—No, Pablo; puesto que no seria de tu gusto, lo harias por complacerme; además cree que ansío por hallarme en Villa—María, en donde tan feliz ha sido ‘mi vida, vida á la que la costumbre me ha apegado; pues los sitios, las paredes, cada objeto que ncs rodéa, se ama con el trato como amigo, porque todo imprime su huella en el corazon que no es duro, y la deja en el corazon que no es mudable. Ansio, Pablo, ver esos sitios que el cariño que todos me habeis venido, ha impregnado de dulzura, y que la paz que