Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/501

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 231 —

en ellos he disfrutado, ha identificado con el bienestar. Además, Pablo, no me retiene aquí ningun aliciente ni lazosde carino. La casa de mi pobre Tia, á la que queda poco tiempo de vida, se va á desbaratar.

Mi querida Constancia piensa cuando la falte su Madre, retirarse de todo trato; mi primo piensa regresar á Madrid, y la sociedad de Alegría no me es simpática. Dime, Pablo, ¿están aun como las dejé mis habitaciones?

—Nada hallarás variado, ni echarás menos en lo que ha sido durante tu ausencia mi santuario, Clemencia; de más sí, quizás encuentres las huellas de mis lágrimas.

—Y mis flores?

—Florecen en tu ausencia, ¿lo concibes? Yo no.

—Y mis pájaros?

—Cantan; pues creo que con su delicado instinto presagiaban tu regreso.

—¡El del hijo pródigo! dijo Clemencia, riendo y apretando con efusion la mano de su primo.

—Para recibirte debidamente, contestó Pablo en el mismo tono festivo, debo partir mañana.

—Nada de eso, Pablo; hagámoslo todo sin misterio y sin ostentacion.

—Pero con prisa, Clemencia; mira que mi felicidad me parece de tal suerte un sueño, que vivo angustiado con el temor de despertar.

—Pablo, en mí no estará la tardanza, hechas las necesarias diligencias, será bendecida nuestra union