Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/507

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 237 —

Sir George echó una mirada suspicaz y escudrinadora á su interlocutor, que prosiguió con un chiste y una chuscada que lo asombraron á él mismo: Entre nos, senor D. Jorge, Cortegana, que no tenia cortagana de ser el dichoso, se ha quedado mirando al cielo; no será él solo.

Sir George que contenia á duras penas los impulsos que sentia de echar á rodar á D. Galo, le dijo, no obstante, con suavidad: —He recibido noticias que me obligan á partir, y puesto que no es posible ver á nuestra amiga, y despedirme de ella antes de marchar, deseo recibir de Vd. un favor.

—Estoy siempre, y para cuanto me mandeis, á sus órdenes, señor D. Jorge, contestó D. Galo obsequiosamente.

—Puesto que con el plausible motivo de un casamiento les es permitido á los amigos ofrecer una memoria á sus amigas, deseo que os hagais cargo de presentar una en mi nombre á Clemencia.

—¡Mire Vd. por dónde me es imposible servir á Vd., senor D. Jorge! Y á fé mia que lo siento; pero Guevara ha exigido de Clemencita que no reciba regalo alguno de nadie. Una sola escepcion se ha hecho, prosiguió D. Galo con íntima satisfaccion y gran orgullo, una, una sola, uLa única... y esa ha sido..con mi tarjetero, señor D. Jorge.

Don Galo se estiró los picos del chaleco.

Sir George calló un rato, y dijo despues: