Este mismo año publicó otro poema, aunque de menos interés que el anterior, titulado Lara. Fué recién en 1834 que publicó sus Consuelos, que ya hemos citado, y en los cuales Echeverría se reveló poeta, sino robusto, al menos armonioso.
Los «Consuelos» eran un feliz presagio de otra publicación más importante y sobre todo más americana; nos referimos á La cautiva, su obra maestra.
En este poema, Echeverría ha descripto con mano experta la naturaleza de la inmensa y solemne Pampa, metrópoli de la barbarie (cuna de la salvaje independencia), ha pintado el carácter enérgico y brutal, altivo y sanguinario de sus pobladores y al compás de una armonía poética que encanta, presenta un tipo noble, elevado, una alma llena de abnegación y un corazón henchido de amor.
Se refiere en el poema, un ataque de los indios á una población cristiana. Después de cruenta lucha, aquella es arrasada, llevándose los salvajes algunos infelices prisioneros de los pocos que escaparon á la masacre. Se encuentra en el número de estos el esposo de María, la heroína.
Llegada la noche, esta mujer valiente, se dirige á la toldería india y armada de un cuchillo, lo hunde en todos los cuerpos dormidos que encuentra á su paso, hasta descubrir á Brian, el prisionero cristiano: desata sus ligaduras y huyen; pero, su esposo está herido; no obstante se esfuerza por escapar, inútilmente, porque después de dolorosa y accidentada marcha, sucumbe por la pérdida de sangre y el cansancio de la jornada. La desventurada María se hecha á correr desesperada por el llano, hasta dar con unos soldados que habían salido en su busca; la infeliz pregunta por su tierno hijo, que dejó por ir en busca del esposo, y un soldado le dice: los indios le degollaron. Esta revelación hiere como un rayo el corazón de la infortunada madre, que cae en tierra para no levantarse más.
El primer defecto que se advierte en este poema, es el exceso de idealismo con que Echeverría ha vestido sus personajes; Brian y María se aproximan más á los tipos etéreos presentados por Chateaubriand en «Atala», que á los que realmente habitaron y habitan las agrestes llanuras de la Pampa.
Adolece también «La Cautiva» de falta de hilación en la narración, y sus versos en general carecen de desenvoltura, pero apesar de esto, llamó justamente la atención por ser un tema netamente nacional, siendo con esta composición que llegó Eeheverría al apogeo de su fama poética.
Algunos años después, publicó La insurrección del Sud