mas grandes cuadros de la historia nacional, en medio de los cuales es de notarse su amor á la verdad y su gran independencia para juzgar los sucesos y los hombres.
Su muerte, acaecida el 23 de Enero de 1906, dió oportunidad para apreciar la intensa veneración que profesaban los argentinos al eminente anciano, que después de haber recorrido las altas cumbres del poder, vivia, por voluntario aislamiento, en la serena región de sus prestigios, recibiendo constantemente en él, el homenaje de respeto de sus conciudadanos, que lo admiraban tanto por sus talentos como por sus virtudes.
De la misma tarea de investigaciones históricas se ha ocupado Vicente Fidel López, nacido el año 1815 en la ciudad de Buenos Aires.
En 1833 se fundó en esta ciudad una «Asociación de estudios históricos y sociales», en la que se inició López como escritor revelando la índole de su espíritu investigador, secundado por un estilo sobrio y un criterio ámplio.
Concluidos sus estudios de derecho y ya recibido de abogado, pasó á Chile, donde hizo activa vida intelectual. Colaboró en la «Crónica Contemporánea de Sud- América», «El Heraldo» y muchos otros periódicos y revistas; tradujo un drama titulado «Una mancha de sangre»; publicó en 1845 una Historia de Chile y al año siguiente su Curso de Bellas Artes, presentando, finalmente, á la facultad de filosofía y humanidades de la Universidad de aquel país una notable memoria sobre los «Resultados generales con que los pueblos antiguos han contribuido á la civilización de la humanidad».
Vuelto á la patria en 1852 empezó, en medio de las agitaciones políticas, la vasta labor que dió por resultado su obra maestra la Historia de la República Argentina, paciente y concienzudo trabajo de investigación, que inicia con sus orígenes, siguiéndola en su Revolución y terminando con su enorme desenvolvimiento político y social.
Encabeza esta gran obra, una notable «introducción» que encierra un brillante estudio de historia filosófica, y es lástima que la importancia que tiene y el interés que representa, se encuentren á veces empañados por las preocupaciones de épocas demasiado cercanas.
Pero esto no es un defecto, es simplemente un