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A. RIVERO
 

Y de esta manera, una nueva batería habría compartido con las demás el peso del combate, y los buques del almirante Sampson, aprendido, para el futuro, los riesgos que aparejaba un ataque a la plaza de San Juan.

San Fernando, Santa Elena y San Agustín.—Estas tres baterías estaban al mando de los capitanes Juan Aleñar y Regino Muñoz, teniendo a sus órdenes a los tenientes Lucas Massot, Luis López de Velasco y Antonio Vanrrel. Sus piezas sólo pudieron hacer fuego contra el Detroit y el Terror, estacionados de la isla de Cabras al Morro; aunque su fuego fué muy vivo (dando lugar a que el enemigo en su parte oficial lo calificase de vicioso), y de que muchos de sus proyectiles cayeran junto de los buques, que estaban muy cerca, 1.200 metros, no hicieron un solo blanco. Tampoco


Acorazado Indiana.

tuvieron averías. Algunos artilleros resultaron contusos por el manejo de las propias piezas, que eran anticuadas y de pésima calidad.

Santa Catalina.—El cañón que el capricho del general Macías hizo instalar detrás de su palacio, más que defensa era un peligro evidente, no sólo para él, sino también para los artilleros encargados de servirlo; basta consignar que a retaguardia de su emplazamiento, y muy cerca, se levantaba un muro de 20 yardas de alto, pintado de cal, muro que estaba solicitando la puntería del enemigo. Felizmente, el oficial que mandaba tan peregrina batería, obró con gran prudencia no haciendo fuego hacia la boca del Morro, porque, de lo contrario, al replicar la escuadra, muy mal lo hubieran pasado el general Macías y el suntuoso palacio que habitaba.

San Jerónimo.—En este castillo, de brillante historia militar, y donde en el año 1797 se estrellaron las baterías y los navíos ingleses que atacaron la plaza por mar y tierra, había dos cañones antiguos, de bronce, de 16 centímetros. El teniente Policarpo Echevarría, también portorriqueño, que los tenía a su cargo, no hizo fuego. Bien procedió el teniente; no valía la pena de quemar pólvora en salvas con aquellas piezas anticuadas y de muy poco alcance.