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CRÓNICAS
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El Ministro...

Nadie puede tener una idea de la ansiedad de aquella noche, 14 de mayo, cuando interpretábamos cada ruido que escuchábamos como un ataque a nuestros camara- das que estaban fuera del puerto, y cuando ni aun podíamos ir en su auxilio, porque el puerto de Curaçao, a la puesta del sol, se cierra por un puente movedizo de bar- cas que lo incomunica con el exterior. Abastecieron de carbón los buques, con grandes apuros, y al amanecer del 15 salieron del puerto, rectificaron su formación de marcha y tomaron rumbo a Santiago de Cuba, pasando al Sur de Puerto Rico. El almirante Cervera debió haber recibido en Curaçao, de manos del cónsul español, un telegrama del minis- tro de Marina, comunicado desde Puer- to Rico por el general Vallarino, avi- sándole, entre otras cosas, que con fe- cha 12 de mayo la escuadra del almi- rante Sampson estaba empeñada en un furioso ataque contra San Juan. Y como Cervera localizó al Norte a su enemigo, se escurrió hábilmente por el Sur. El Ministro de Marina D. Ramón Auñón. Sin las impaciencias y sin la indisci- plina del almirante americano, induda- blemente Cervera y todos sus buques hubieran entrado en San Juan, hacia el 14 de mayo, quedando fácil presa de la escuadra americana; porque, o salían por el canal en simple fila al encuentro del enemigo, cuando éste bloquease la Boca del Morro, y, por tanto, en condiciones des- ventajosas para un combate, o si permanecían fondeados en puerto, su destrucción hubiera sido inmediata por el fuego de los acorazados de Sampson desde el exte- rior, por ser poco profunda la rada. En la tarde del 19 de mayo, el almirante Cervera, con todos sus buques, después de veintidós días de navegación a través de un cordón de escuchas enemigos, entró en el puerto de Santiago de Cuba ¹. Puerto Rico podía respirar libremente, porque aquella escuadra, más que un auxilio, era una amenaza para cualquier puerto, ya que su presencia en él atraería inmediatamente al poderoso enemigo. El capitán Mahan, crítico naval de los Estados Unidos, tiene frases de alabanza para el almirante Cer- vera por su hábil derrotero, llegando a puerto español sin obstáculo, Califica este suceso como «grave derrota de Sampson».-N. del A.