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A. RIVERO
 

Puerto Rico, tomando notas, levantando planos y celebrando entrevistas con los más significados simpatizadores de los Estados Unidos; conferenció con el general Miles y, de allí en adelante, fueron buenos amigos. De nuevo, el suave clima de nuestros valles y la pobreza de nuestras defensas fueron recordadas por el generalísimo, quien, tocando algunos resortes, y como resultado de sus gestiones, recibió órdenes el 26 del mismo mes para organizar una expedición, lo antes posible, al mando inmediato del general Brooke, y compuesta de dos partes: la primera, para reforzar al general Shafter, y, el resto, para caer sobre Puerto Rico, y ambas bajo su autoridad.

Como las operaciones contra Santiago, antes y después de su captura, ejercieron gran influencia sobre la guerra en Puerto Rico, me creo obligado a traer a esta Crónica algo de lo que allí sucediera, y que nos presenta en plena luz al hombre que más tarde, al frente de sus tropas, pisó tierra portorriqueña en el poblado de Guánica. Después de los sangrientos combates del Caney y lomas de San Juan, vemos vacilar al general Shafter y a todos sus oficiales superiores. El 3 de julio, el mismo día en que fué aniquilada la flota de Cervera, telegrafiaba al secretario de la Guerra lo que sigue:

Tengo la ciudad bien sitiada, pero con una línea muy débil. Al aproximarnos encontramos que son de tal carácter y tan fuertes sus defensas, que es imposible tomarla por asalto con las fuerzas presentes, y estoy considerando, seriamente, retroceder cinco millas, ocupando nuevas posiciones en las alturas situadas entre el Río San Juan y el Siboney, apoyando nuestra izquierda en el Sardinero..... A nuestras anteriores pérdidas debe agregarse un millar más, aunque la lista aun no está terminada..... El general Whéeler está seriamente enfermo, y, probablemente, tendrá que marchar hoy a retaguardia; el general Young, también muy enfermo, está recluido en su lecho; el general Hawkins fué ligeramente herido en un pie durante la salida qué llevó a cabo el enemigo la noche última..... El comportamiento de nuestras tropas fué espléndido. Estoy instando al almirante Sampson para que fuerce la entrada del puerto..... Yo no he podido salir de mi tienda de campaña, durante cuatro días, a las horas de calor, aunque retengo el mando.

«Esta noticia, la primera recibida en veinticuatro horas, causó gran depresión en el ánimo de aquellos que tenían la responsabilidad en Wáshington» [1]. El secretario de la Guerra, después de consultar con Miles, contestó el mismo día, por la noche:

Si usted puede mantener su actual posición, especialmente en las Lomas de San Juan, el efecto sobre el país sería mucho mejor que si retrocede.

Como Shafter no responde con rapidez, aumenta la ansiedad en Casa Blanca, que es bloqueada por los periodistas, y el mismo secretario envía un segundo cable preguntándole:

  1. Henry Cabot Lodge: The war with Spain.