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CRÓNICAS
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casa de Quiñones, ataque que fué detenido por el fuego vivo que, desde sus trinche- ras, le hicieron los voluntarios de Illinois. Durante toda la mañana hubo alguna alarma presumiendo que el enemigo inten- taba un flanqueo por el camino vecinal que corriendo por la derecha de la hacienda «Desideria»> se unía al de Yauco, cerca del Susúa; pero las fuerzas americanas, que también ignoraban la calidad y número del enemigo, avanzaban poco a poco y con gran cautela, sin empeñarse en un ataque a fondo. No eran aquellos voluntarios, gente bisoña, muy maltratada en los transportes y que aun se resentían de los ho- rrores de la navegación, los más a propósito para librar un combate decisivo; era mejor plan mantenerse a la expectativa hasta que arribasen las otras expediciones anunciadas y que ya estaban navegando. Cerca de las diez de la mañana, y como llegara otro telegrama apremiante, se ordenó la retirada, que tuvo lugar con buen orden, por escalones, y siempre a la vista del enemigo, quien, poco después y de modo inopinado, suspendió el fuego. Las fuerzas españolas entraron en Yauco por la tarde y allí recibió Puig, del secre- tario mencionado, un último mensaje que textualmente decía:

Capitán general a jefe de Patria.

Julio 26, diez mañana.

Ferrocarril a Ponce cortado, probablemente a la altura de Tallaboa ¹; regrese por Adjuntas y Utuado sobre Arecibo. Disuelva voluntarios, destruyendo armamento con fuego de hogueras 2. a Bajas. Las bajas de las fuerzas españolas fueron las siguientes: segundo te- niente de la 4ª guerrilla volante, Enrique Méndez López, herido de bala en la ca- beza; José Jaime Díaz, herido de casco de granada en la pierna derecha, y Ramón Martínez Méndez, herido de bala en el mismo sitio. Este oficial y sus dos guerrillas recibieron las heridas en la mañana del 25, al oponerse al desembarco. En el combate posterior se registraron estas nuevas bajas: segundo teniente An- tonio Galera Salazar, del batallón Patria, herido de bala, muy grave, en el brazo de recho; Antonio Montes Medina, del mismo cuerpo, con un balazo en el pecho y también muy grave; Vicente Huecar Heno, del Patria, herido de bala en el muslo derecho, leve; Blas Martín Ubilla, de la 4.ª guerrilla volante, herido en el pecho, fué conducido al hospital de la Cruz Roja de Yauco y murió allí; Ciprián González, del Patria, herido de bala en la cabeza, también falleció, y además Juan Oros, del mismo cuerpo, resultó contuso; hubo otros heridos, pero de tan poca importancia que no figuraron en el parte oficial. El noble capitán Vernou.-Más tarde fué encontrado, entre las malezas, el cadá- 1 El capitán Higginson recibió órdenes del general Miles para destruir la línea férrea, a la altura del peñón de Tallaboa, pero luego desistió de hacerlo en previsión de utilizarla.-N. del A. 2 De este telegrama conservo copia certificada.-.V. del A.