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CRÓNICAS
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Los prisioneros.—Terminado el fuego, fueron hechos prisioneros el capitán Hita y dos subalternos, entre ellos el teniente Galera, que, como recordarán mis lectores, resultó herido en el combate de Guánica, 26 de julio, y que desde Ponce, donde pudo llegar, se retiró con las fuerzas de Patria, quedando en el Hospital de Coamo, a cargo de la Cruz Roja y Hermanas de la Caridad. Carlos Ortiz, profesor veterinario, con grado de comandante y que prestaba sus servicios como auxiliar de sanidad, el médico y el capellán del batallón también formaron entre los prisioneros, aunque más tarde, en Ponce, los dos últimos fueron libertados por orden del general Miles.

Los muertos.—Los cadáveres de Martínez Illescas y Frutos López fueron trasladados, en los primeros momentos, a la casilla del peón caminero, y allí estaban, ocupando dos camillas, cuando llegaron los generales Wilson y Ernst. Frutos López, dos soldados y un corneta, quienes también murieron aquel día, fueron enterrados en el cementerio de Coamo, y allí reposan sus restos. El párroco, D. Marcelino Rodríguez, hizo construír, a sus expensas, dos sencillos monumentos que guardan los restos de aquellos cuatro hombres que perdieron sus vidas en defensa de su bandera. El cadáver del comandante Illescas fué conducido a Ponce, en una ambulancia, escoltada por tropas americanas; en aquella población fué mantenido en capilla ardiente toda

Lomas que ocupó en la última parte del combate el regimiento de Pennsylvania.