Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/423

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CAPITULO XXIII
FIN DE LA GUERRA
CÓMO VINO LA PAZ. EL PROTOCOLO.—EL ARMISTICIO


MEDIADOS de julio era evidente el resultado de la guerra, en un todo funesto a las armas españolas. El día primero de mayo de 1898 y frente al arsenal de Cavite (Manila), el Comodoro Dewey con su escuadra, destruyó todas las fuerzas navales que tenía España en el extremo Oriente al mando del almirante Patricio Montojo. No se salvó un solo buque, y las bajas españolas en dicho combate alcanzaron a 101 muertos y 250 heridos. La flota de Dewey tuvo solamente ocho heridos a bordo del Baltimore [1].

El 3 de julio por la mañana, salió de Santiago de Cuba la escuadra del almirante Cervera, y ese mismo día fué aniquilada por la de Sampson, teniendo 223 muertos, 151 heridos y 1.740 prisioneros, siendo éstos un almirante, 78 jefes y oficiales y 1.661 marineros y soldados de Marina [2].

Las bajas de la escuadra americana fueron solamente un muerto y un herido, a bordo del Brooklyn [3]. El 16 de julio firmó el general Toral, por encontrarse herido el de igual empleo Linares, la capitulación de Santiago de Cuba, incluyendo no solamente la plaza y sus I12.000 defensores, sino también otras tropas que guarnecían la provincia, algunas de ellas acantonadas a más de 100 millas de aquella ciudad. Las tropas capituladas fueron: 18 batallones de infantería, cuatro escuadrones de caballería, una batería de montaña, cuatro compañías de artillería de plaza, cinco compañías de ingenieros y una de administración militar, formando todas la división. Linares. El número de bajas durante el sitio de la plaza y combates que tuvieron

  1. Acciones Navales Modernas, Javier de Salas, 1903.
  2. Navy Department, Wáshington, 1898.
  3. Acciones Navales Modernas, Javier de Salas, 1903.