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CRÓNICAS
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lado a los generales Brooke, Wilson, Schwan y Henry, y en todos los campos se- suspendieron las operaciones de guerra.

Un mensaje. — El general Miles envió al capitán general Macías un mensaje escrito- conteniendo las cláusulas del Protocolo y proclama del Presidente. Este documento lo recibió en su Campo de Coamo el mayor general Wilson, entregando una copia, de él, en la noche del día 13 de agosto de 1898, al capitán de artillería Ricardo Fler- náiz, quien lo llevó a las posiciones españolas del Asomante, y desde allí, con toda, urgencia, fué dirigido a San Juan.

Parlamentarios en San Juan. — El día 14 de agosto, y a la una y media de su tarde, cuatro buques de guerra fueron divisados desde las murallas de San Juan; elu mayor de ellos navegó al Oeste, y los otros tres se aproximaron muy lentamente. Eran los cruceros de guerra Cincinnatti y New Orleans, acompañados del yate Anita,, de la Prensa americana.

El primero, por medio de su telégrafo de banderas, se puso en comunicación con el semáforo del Morro, pidiendo parlamento, con objeto de comunicar órdenes. El general Macías dispuso que aquel castillo izase bandera blanca, y como el caso no estaba previsto, el artillero Juan González Perujo prestó una sábana de su propiedad, que fué utilizada como bandera de parlamento. El pabellón nacional fué arriado, y la. sábana, bastante limpia, subió al tope, anunciando al mundo que había terminado el dominio español en el Continente americano.

El Cincinnatti largó una lancha que fué remolcada dentro del puerto por la del Arsenal, donde venía, además del práctico, el capitán de puerto Eduardo Fer- nández.

Llegaron a los muelles, tomando tierra el segundo comandante del crucero y un guardia marina, quienes acompañados del citado capitán Fernández, ocupando un co- che, se dirigieron al palacio de Santa Catalina, y entregaron allí al general Macías otra copia de la proclama del presidente Mac-Kinley y del Protocolo. La entrevista fué- breve y cortés, y asistió a ella el intérprete oficial Manuel Panlagua.

Terminada su comisión, fueron a las oficinas del cable los marinos del Cincinnatti^ y después de expedir un despacho para el secretario de Marina de los Estados Uni- dos, entraron en el Hotel Inglaterra, donde celebraron una larga conferencia con el cónsul inglés, quien también era encargado de los asuntos de los Estados Unidos.

A las tres y media de la tarde reembarcaron los del Cincinnatti^ siempre acom- pañados de la lancha del Arsenal, regresando a bordo de su crucero. Los tres buques- permanecieron a la vista del Morro, entre este castillo y el de San Cristóbal, toda la. noche, y durante ella el New Orleans barría la costa con sus proyectores. San Cris- tóbal, como señal de cortesía, no encendió aquella noche su potente proyector Mangin.

Al siguiente día el New Orleans comunicó nuevamente con el semáforo, y poco- después otro bote del crucero condujo a tierra al capitán Folger, comandante dek