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CRÓNICAS
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hurras, ni aplausos cuando una banda rompió con los acordes del Himno de Washington. Tampoco noté en las multitudes señales de hostilidad hacia los nuevos dominadores; era que la gravedad del momento y lo excepcional del espectáculo se reflejaba en todos los semblantes. Había tocado a su fin la ceremonia y cada cual volvió a sus faenas ordinarias. Rockwell, en el instante en que morían los últimos acordes del Himno (que am- bos oímos con respeto, guardando el primer tiempo del saludo militar), me miró con fijeza; y como a través de mis ojos pudiera penetrar en los dolores y en las an- gustias de aquella hora suprema de mi vida, dijo, mientras apretaba mis manos fuer- temente, algo que no entendí bien, pero que traduje por estas frases: -¡Valor!; son cosas de la guerra..... Nos despedimos hasta la mañana venidera.

Además de las banderas desplegadas en los edificios militares y del Gobierno civil y municipal, sólo tres casas adornaron sus balcones con los nuevos colores na- cionales; fué una la del registrador de la Propiedad, José Ignacio Beyens y Fernán- dez de la Somera; otra la de un boarding house, establecido en la plaza principal, y la última fué izada en The Mount Vernon (a family hotel), que Francisco J. Vega había inaugurado, desde primero de mes, en la casa número II de la calle de Tetuán. Lave del Fuerte de San Cristóbal. en San Juan de Puerto Rito. oficialmente cutre- anda por el Capitan de la pritleriz Espr ola D.Angel Rivero.

En el palacio de Santa Catalina tuvo lugar, a la misma hora, el acto oficial de la toma de posesión por las fuerzas militares de los. Estados Unidos, no sólo de la ciudad de San Juan, sino de toda la Isla. La tarde. anterior y el 18 por la ma- ñana, se había enviado un Capitan Enrique A.) Reed, de la Artilleria celos E.U. ct 13 de Oc tubre de 1838; dia de la ocupación de la Isla por aque. Ila Nación. gran número de invitaciones para aquel acto a todos los organismos y altos fun- cionarios oficiales. El Consejo de secretarios la recibió por escrito, y además, su presidente, Muñoz Rivera, fué visitado por un ayudante del general Brooke, quien le 1898.