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A. RIVERO
 

Hace un momento han regresado maniíestando habérseles hecho siete descargas cerradas desde más acá de aquella ciudad, perdiendo nuestras fuerzas un hombre con su armamento y montura. He mandado a comandante Espiñeira a combatirlos, auxi- liado por guerrilla volante, y estoy preparado con el resto de la fuerza para salir, en caso necesario, pues tengo noticias de que son mucha gente.

Soto.

A este telegrama contestó el capitán general con el siguiente:

San Juan, i."" de agosto de 1898. Capitán general a Comandante militar de Mayagüez.

No conviene que salga usted con las fuerzas por el mal efecto que esto había de causar en la población. Comandante Espiñeira debe informarle si la partida tiene importancia; ordénele usted que no ande con suavidades y que los trate con todo rigor.

Téngame al corriente de lo que ocurra, conservando su fuerza dispuesta para salir cuando yo lo disponga, a no ser que el enemigo se aproxime a las inmediacio- nes de esa población, en cuyo caso usted obrará con arreglo a su buen criterio.

Mayagüez, 2 de agosto 1898. Comandante militar de Mayagüez a Capitán general.

Recibo parte detallado del comandante Espiñeira: Cumpliendo mis órdenes y plan de ataque alcanzó al enemigo en la hacienda Sambolin, y por medio de un mo- vimiento envolvente hizo que éste, después de nutrido fuego, se declarase en preci- pitada fuga hacia Sabana (irande.

Tomado el pueblo de San Germán se restituyeron las autoridades que habían sido destituidas, procediendo al arreglo de la línea telegráfica. En la huida se hicieron fuertes en una casa, cerca del monte, unos 40 hombres montados; la guerrilla los cercó y tomó la posición, causándoles un muerto, dos heridos, y cogiéndoles 8 fusi- les Remington, l Berdan, 3 cuchillos, 5 bayonetas, 7 machetes, un uniforme ameri- cano, 5 cananas con municiones, recuperando, además, al guerrillero herido y pri- sionero en el día de ayer, con su caballo y montura, y todos los prisioneros que los insurrectos tenían en su poder. Por nuestra parte, sin novedad, habiendo cumplido todos con su deber y en entera satisfacción.

He ordenado al comandante Espiñeira que continúe en San Germán hasta reci- bir nuevas órdenes, a no ser que el grueso del ejército americano avance sobre aque- lla plaza.

V. E. ordenará lo que estime conveniente, y si los prisioneros se traen aquí o son juzgados en San Germán. Al efecto he enviado al comandante Espiñeira 20 hom- bres montados.