Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/487

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
CRÓNICAS
441
 

del personal subalterno del mismo, entre el cual sobresalieron Armando Morales y los hermanos Llobet.

En el presupuesto de Puerto Rico había consignados 16.126 pesos para gastos del personal de Ingenieros Militares.

El 25 de julio de 1898 y formando parte de la expedición Miles, tomó tierra en Guánica un batallón provisional de ingenieros, cuya fuerza, inmediatamente, dió principio a la construcción de un puente de pontones, el cual quedó terminado a las dos horas y por él desembarcó toda la brigada Garretson. El 29 de julio la compañía A, capitán Brown, fué transferida a Ponce y la H, capitán Looker, quedó en Guánica, comenzando la construcción del camino que conducía a una altura cercana al puerto, donde se levantó un pequeño fuerte, hoy abandonado. En este trabajo que fué de difícil construcción, por ser de roca todo el terreno, se dió ocupación a un gran número de hombres del país, a quienes se abonaba un dólar por cada ocho horas de labor.

La compañía A realizó en Ponce varios trabajos, reconstruyendo, además, un puente volado por las tropas españolas cerca de Coamo y otras alcantarillas en la Carretera Central.

El brigadier general Roy Stone, de este mismo Cuerpo, y con un destacamento a sus órdenes, auxiliado por más de 800 trabajadores nativos, construyó un camino desde Adjuntas a Utuado, camino que, debido a lo deficiente de su firme, resultó de escasa utilidad porque, según dijo el general Henry, desaparecía después de cada aguacero.

Administración militar.—Estaba al frente de este servicio, durante el régimen español, un subinspector de primera clase, auxiliado por varios comisarios y oficiales y muy pocos individuos de tropa; su consignación, en los presupuestos, era de 16.025 pesos para personal y 60.590 para material y transportes militares. Este Cuerpo mantuvo en operaciones una batería de hornos militares en San Juan, en los cuales se fabricaba pan y galletas para la tropa en grandes cantidades, pero de pésima calidad. Más tarde, y a principios de la guerra, se organizó, también en San Juan, un gran depósito de víveres y otros efectos necesarios al ejército; este depósito siempre tuvo almacenados muchos comestibles, la mayor parte de ellos de primera calidad, enviados desde España y consignados al Comisario Regio, general Ortega, pero se hizo tan mal uso de estas reservas, que las fuerzas que vivaquearon en Guamani, Asomante y otros puntos de la Isla estuvieron pobremente alimentadas, y en ocasiones carecieron de lo más necesario para su subsistencia.

Este Cuerpo de Administración siempre tuvo a su cargo todo el material de acuartelamiento y transporte; y últimamente, en las semanas que precedieron a la evacuación de la Isla, vendió, en pública subasta, cantidades asombrosas de provisiones, materiales de acuartelamiento, ganado de transporte e infinidad de objetos más, todo a cualquier precio, y aceptándose todas las ofertas; y es justo mencionar que, a pesar