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A. RIVERO
 

— Hoy he sabido que el día 12, más de un centenar de jefes y oficiales del Ejér- cito y de Voluntarios, y hasta algunos paisanos, invadieron la casa del comerciante Anselmo González Padín y allí almorzaron todos. ¡Quién lo hubiese sabido!

— La Prensa de San Juan, aún la que estaba calificada de antiespañola, publica artículos patrióticos que resultan verdaderas arengas al país. La Correspondencia in- serta unas décimas, firmadas Guarocuya^ que, aun cuando bajo su aspecto literario, dejan algo que desear, las llevo, como nota del día, a este diario:

DOCE DE MAYO

Como silba una serpiente que por el alud resbala, silba del yanqui la bala al amanecer luciente; el artillero valiente a la batería se aferra, anima el clarín de guerra a los nobles corazones, y al tronar nuestros cañones ruge el mar, tiembla la tierra.

Mujeres, niños y ancianos dejan desierto su hogar; su puesto van a ocupar los sufridos veteranos; los barcos americanos disparan con fiera saña y mientras el día se baña de luciente tornasol, en cada pecho español hay un baluarte de España!

«Macheteros», «Tiradores», «Voluntariosa, «Militares», de la guerra los azares no les inspiran temores; rivalizan sus ardores al fuego de la metralla; mirad: la cólera estalla en todos nuestros hermanos, y acuden, cual espartanos, a situarse en la muralla.

Las mujeres borincanas llevan agua a los soldados, mientras que caen a sus lados las balas americanas, y así se muestran ufanas de su ingénito valor;

y aumenta más nuestro ardor al arreciar el combate: que el español no se abate cuando lucha por su honor!

La bala enemiga arroja los hombres al pavimento, y alíí acuden al momento los miembros de la «Cruz Roja»; el fuego sigue, no afloja, vomita el cañón el rayo y los hijos de Peí ayo a los que su historia abona, repiten en esta zona proezas de un DOS DE MAYO!

De la escuadra yanqui ignara el loma avanza con furias, y un pelotón del Asturias desde el Morro le dispara; se oye a lo lejos algazara grande, que cienuncia duelo; el mar se cubre de un velo cual si fuera de la muerte, y en San Cristóbal, el fuerte, dispara el rayo del cielo!

El enemigo se aterra, pues ve a sus pies un abismo: ¡No creyó tanto heroísmo en esta española tierra! Callóse el clarín de guerra; cesa el combate y la saña; el mar nuestros fuertes baña, y del yanqui en la derrota, formando una sola nota grita el pueblo: ¡VIVA ESPAÑA!

GUAROCUYA.

— Sigue la desbandada; casi todas las casas de la población están cerradas; los caseros han rebajado en un 50 por 100 los precios de los alquileres.

— El cable anuncia que no admite telegramas cifrados, de clase alguna, según aviso que ha recibido del Gobierno.

Mayo, 19. — A 106.473,01 pesos asciende lo recaudado para el fondo de guerra.

— El tesorero central, Narciso Soler, avisa que vende giros sobre España al 22 por 100 y por no menos de 500 pesos, moneda del país.

— Se verifica la subasta de carne, aprobándose el precio de 26 centavos el kilO' gramo.