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CRÓNICAS
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Mayo, 20. — Son muchos los elogios, que llegan a mi noticia, del hospital que la Cruz Roja ha instalado en Yauco, y de varios trabajos más, en el mismo sentido, realizados en dicha población.

La señora Juana J. Mejía de Gatell es la presidenta de la sección de señoras, y el doctor Manuel Passarell desempeña igual cargo en la sección de hombres.

— Un crucero enemigo a la vista.

— A un centinela del polvorín de Miraflores se le escapó un tiro, hiriéndole la mano derecha; fué conducido a la quinta de salud del doctor Ordóñez, en el Olimpo, donde fué curado.

Mayo, 21. — Pasa muy lejos un crucero; lo reconozco por su silueta, es el Minnea- polis; lleva a remolque una gran barca de cuatro palos que, sin duda, habrá apresado. Según me dice Jarque, de la casa de Ezquiaga, esa barca venía consignada a ellos, cargada de carbón.

— Se encuentra enfermo, en Bayamón, a consecuencia del abrumador trabajo que realizó el día del bombardeo, el doctor Gabriel Ferrer y Hernández. Las autori- dades civiles y militares se hacen lenguas de la conducta observada por este facul- tativo.

— El Municipio de esta ciudad acuerda fundar cocinas económicas en cuanto lo exijan las necesidades públicas.

— La Correspondencia de Puerto Rico publica hoy el siguiente suelto:

«Sigue haciéndose en esta Capital grandes elogios de nuestro respetable amigo el General Ortega, Segundo Cabo de esta Capitanía General. Su valor y serenidad du- rante el bombardeo fueron admirables, y corresponden a la fama de valiente que le precedió a su llegada a Puerto Rico. Recorrió todas las baterías de San Cristóbal y el Abanico durante el fuego, permaneciendo, después, en la de los Caballeros^ de San Cristóbal, con el capitán Ángel Rivero, y, en ocasiones, apuntó, él mismo, las piezas que hacían fuego. Desde aquel día el general Ortega vive y duerme en el cas- tillo de San Cristóbal.»

— - El día del combate con la escuadra americana hubo tres incendios, que fue- ron extinguidos por los bomberos; ocurrieron en la Audiencia, en el Asilo de Bene- ficencia y frente al Arsenal.

— Como continúo siendo catedrático del Instituto de segunda enseñanza, dejo hoy mi castillo y voy a examinar las clases de los Padres Escolapios en su Colegio de vSanturce. Me sitúo al lado de un balcón, desde donde diviso la cruceta del vigía de San Cristóbal, con quien he convenido algunas señales para caso de que mi presen- cia sea allí necesaria, teniendo, además, un coche a la puerta del Colegio.

— Ayer fué conducido de la cárcel al presidio William Freeman Halstead, co- rresponsal del New York Herald, quien había sido condenado a nueve años de pre- sidio por el Consejo de guerra.

Mayo, 22. — Pedro Arzuaga, primer jefe del batallón de Voluntarios que guarnece esta ciudad, ha costeado todo el equipo de la sección montada del Instituto, organi- zada en Santurce.

Mayo, 25. — Avisan de Ponce que, el día 22 por la mañana, un gran vapor, que parecía ser el Saint Loiiis^ estuvo por mucho tiempo tratando de pescar el cable francés a la vista de tierra; se retiró sin tener éxito, al parecer, porque aquel cable sigue funcionando.

— Entra el vapor que se ocupa en las reparaciones del cable inglés; se llama Grappler, El intérprete oficial del Gobierno, Manuel Panlagua, me da una copia de cierta orden recibida por aquel buque, y que le fué comunicada en St. Thomas por el St. Louisy uno de los tres chimeneas que están vigilando la plaza. Dice así;