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A. RIVERO
 

Consumo de municiones.-Las municiones gastadas fueron las siguientes: 31 Cañones de las torres: proyectiles de 10 pulgados.. Baterías secundarias: proyectiles de seis pulgadas. Idem íd.: proyectiles de tres libras.. 3.3 6 16 Idem de tres libras, pero con cabeza de acero. Idem de una libra, de acero. . . . . . Granadas ordinarias de 57 milímetros.. 29 40 TOTAL. 155

Muy respetuosamente,

Nicoll LUDLOW, capitán. Al Comandante en jefe de las fuerzas navales de los Estados Unidos. Sección del Atlántico del Norte, buque insignia, New York.

PARTE OFICIAL DEL COMANDANTE DEL «DETROIT >>

A bordo del crucero Detroit, de tercera clase; mayo 13, 1898. En el mar, latitud 19°07' Norte, longitud 67° 57' Oeste. Señor: Tengo el honor de someterle el informe que sigue acerca de la participación del crucero Detroit en el combate contra las fortificaciones de San Juan, Puerto Rico, en la mañana del 12 de mayo, 1898: Después de recibir la orden del torpedero Porter de preceder al buque insignia, tomando sondas, el Detroit viró por avante, hasta que, a mi juicio, se encontraba como a media milla de los arrecifes; entonces hizo rumbo al Este hasta que el fuerte del Cañuelo y la punta Oeste de la isla de Cabras estaban a tiro, poniendo en segui- da proa hacia el Este, cuarto a Sudeste. Momentos después encontraba una pro- fundidad de 10,5 brazas, y, por la apariencia del oleaje, juzgué que estábamos dema- siado adentro y ordené virar hacia el Este, cuarto al Nordeste, hasta encontrarnos frente a la punta Este de la isla de Cabras, y entonces hicimos nuevamente rumbo hacia el Este, cuarto al Sudeste. Cuando enfrentamos las baterías del Oeste del Morro, viramos en redondo e hici- mos rumbo hacia la entrada del puerto. Por el estadímetro se comprobó que la dis- tancia que nos separaba del Morro era de 1.100 yardas. En esta posición quedamos en espera de los acontecimientos, con la dotación en sus puestos y los cañones car- gados, pero con las recámaras abiertas. En tierra se observaba muy poco movimiento. Se hacían señales en la estación del semáforo, y podíamos ver a unos cuantos hombres corriendo a toda prisa por el Morro, conduciendo aparentemente los juegos de armas de la artillería. Con la luz que había era muy difícil determinar con certeza la posición de los cañones. Habiendo el Iowa comenzado el fuego, el Detroit hizo lo propio a las cinco y quince, con la batería de babor, disparando contra el Morro; se hicieron frecuentes pausas para permitir que el humo (muy denso) se disipara. Cuando el Iowa se acer- có a nuestro costado, se dió la orden de suspender el fuego, a fin de no quitar la visualidad a dicho buque. En estos momentos se vió que los cañones del fuerte del