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APÉNDICE NUMERO 6

Cartas que el Almirante C. D. Sigsbee dirigió al autor de este libro.

Mi querido capitán Rivero:

Su muy atenta visita de ayer me agradó rríuciio, río sólo por haberle conocido personalmente, sino también por haber sabido por usted que mi informe oficial refe- rente a la acción del San Pablo y el Terror fué correcto.

Quizá no supe hacerme entender claramente respecto a mi decisión dé mante-^ nerme, después del combate, a la expectativa, en vez de perseguir al Terror hacia el puerto. No supe, hasta el siguiente día de la acción, la importancia de las averías su- fridas por este destróyer, y como la información vino de parte del patrón de una go- leta que se hacía a la mar, naturalmente, yo no sabía si él decía toda la verdad o si trataba de engañarme.

Cuando el Terror puso proa al puerto, yo creí que él había sido tocado, por lo menos una vez; pero como navegaba a gran velocidad, que a sotavento era mayor que la del San Pablo ^ y además éste había permanecido inactivo mucho tiempo^ no pudieron sus máquinas desarrollar más grande velocidad hasta después de unos quince minutos; por lo menos, y solamente entonces pude haberle perseguido a 17 nudos de andar.

Como mi buque estaba a seis millas de la orilla, no pude, en los momentos en que vi que el destróyer se dirigía al puerto, atacarlo nuevamente sin ponerme bajo el fuego de las baterías.

Solamente cuando el Terror cayó hacia sotavento y se dirigió hacia la bahía es que pudimos ver, desde el San Pablo^ que él estaba, al parecer, muy averiado por la parte de popa.

Le repito que con las órdenes que yo tenía de mantener solamente el bloqueo, hubiese sido una mala resolución someter el San Pablo al fuego de las baterías de costa.

El negativo fotográfico tomado desde sus baterías, y que usted me dio, es muy valioso para mí, porque demuestra, mirando hacia el mar, la escena del combate entre el San Pablo y el Terror.

Me interesaría saber qué le aconteció al capitán La Rocha después de ser juzgado por una Corte Marcial^ ^ y mucho le agradecería el que usted me enviase una nota con las pruebas que contra él se presentaron en dicha Corte^ y también qué castigo se le impuso; es decir, si fué degradado o destituido. El capitán La Rocha tiene todas mis simpatías, y ahora le repito lo que le dije ayer: que la opinión a bordo del San Pablo era que el ataque del Terror fué hecho con gran valor; pero se cometió un grave error realizando dicho acto de día en lugar de hacerlo por la noche. Para mí fué una gran satisfacción el que dicho ataque se ejecutase durante el día.

^ Yo le dije al contraalmirante Sigsbee que se había formado Juicio Coníradidorio p^vdiX^soXY^r sil.^ Rocha era acreedor a la cruz de San Ferniíndo; y él entendió que este oficial fué juzgado por un Consejo de guerra. — -A', del A.