Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/688

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APÉNDICE NUMERO i^

Captura del puerto de Arroyo por el cañonero "Gloucester".

U. S. S. Gloucester, Frente a Arroyo, Puerto Rico, agosto 3, i8g8. Señor:

Tengo el gusto de hacer el siguiente informe sobre la captura y ocupación de Arroyo, Puerto Rico, por una fuerza de este buque el lunes, agosto I."", 1898:

A las nueve y treinta de la mañana, y estando anclado este buque en la rada abierta, tres cuarto de una milla de la costa, y frente al pueblo, usted me ordenó ir a tierra en la ballenera, bajo bandera de parlamento, reunir a los oficiales de la población y pedir su rendición a los Estados Unidos, a nombre del capitán Goodrich. También recibí instrucciones para que 'se encendiese la luz del faro de Punta Figue- roa, y, asimismo, tomar posesión de todas las lanchas en puerto para emplearlas en el desembarco de tropas e impedimenta, tan pronto llegasen los transportes que se esperaban. Para el desempeño de esta comisión, y con el permiso de usted, me acom- pañó, como intérprete, el segundo cirujano John F. Bransford.

Al aproximarnos a la costa, y como no hubiese muelle alguno, varamos el bote. En la playa se reunió un numeroso grupo de nativos, acompañados de algunos poli- cías, aunque éstos no llevaban armas, y al preguntar por el jefe y oficiales de la po- blación, nos condujeron a la aduana que está situada frente al mar, y a poco tiempo llegaron allí el capitán de puerto, el alcalde, el colector y su segundo, el juez de paz, el cura párroco y algunos ciudadanos de los de mayor importancia; utilizando los servicios del doctor Bransford, informé a dichos caballeros de la presencia del Glou- cester y les pedí su inmediata rendición, la del pueblo y la de toda propiedad es- pañola.

A esto siguió una acalorada discusión que me vi obligado a cortar perentoria- mente, manifestándoles que a menos de obtener una pronta respuesta afirmativa el pueblo sería bombardeado. Uno tras otro, todos aquellos caballeros accedieron a rendirse, dando palabra de hacerlo, excepto el capitán del puerto, un oficial de la Marina española, retirado, quien rehusó hacer lo uno o lo otro. A este caballero lo envié a bordo del Gloucester^ a cargo del doctor Blansford, a quien pedí dijese a usted el estado de los asuntos. Permanecí en tierra con el cuartel maestre Bechtold, a quien ordené izar la bandera de los Estados Unidos en el edificio de la aduana, lo que tuvo lugar, y nuestra bandera fué saludada con vivas por muchos de los nativos presentes y por los negros que allí estaban.

A las diez y treinta minutos una partida de desembarco del Gloucester, de 35 hombres, con un Colt de tiro rápido, vino a tierra al mando del teniente Norman y del segundo pagador Brown, los cuales se pusieron a mis órdenes para ocupar la población. Inmediatamente, utilizando estas fuerzas, coloqué piquetes de ellas en las principales calles, encargándose el teniente Norman de la parte derecha de la pobla- ción; el pagador Brovt^n, con el Colt^ a la izquierda, lo que incluía el camino a Guaya-