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APÉNDICE NUMERO 31

Certificaciones oficiales referentes al coronel D. Julio Soto Villanueva.

Cuartel general, distrito del Oeste de Puerto Rico. Mayagüez, 27 de agosto, , 898.

CERTIFICO: Que en la tarde del 13 de agosto de 1 898, fui enviado por el general comandante de las fuerzas americanas a Las Marías, para asistir al coronel Julio de Soto.

Yo lo encontré en una casa, cerca del río, con la pierna derecha rota debajo de la rodilla, con fractura de una costilla y con varias contusiones en la pierna izquierda, todo causado por la caída de un puente angosto, sobre un río, entre Mayagüez y Las Marías, el día antes.

En mi opinión estaba del todo imposibilitado para seguir la marcha, y el haberlo dejado en el lugar en el cual yo le encontré, debe haber obedecido a todas aquellas causas. — (Firmado.) Dr. B. Savage, cirujano ayudante, de infantería, ejército de E. U.

Cuartel general, distrito del Oeste de Puerto Rico. Mayagüez, P. R., agosto 31, 1898.

CERTIFICO: Que el 13 de agosto, después de la batalla de Las Marías, por orden del general en jefe salí con un cirujano y una ambulancia del hospital en busca del coronel D. Julio Soto, del ejército español, a quien había capturado una de nuestras avanzadas, dando cuenta de que se hallaba gravemente lastimado y contuso.

Efectivamente; encontré al coronel Soto acostado en una pequeña casa, cer- cana al campo de batalla, sufriendo terriblemente por tener una pierna y una o más costillas rotas.

Las órdenes del General eran que llevase al coronel Soto a la retaguardia del ejér- cito; pero el cirujano que me acompañaba, que volvió a su lugar el hueso dislocado de la pierna y entablilló la fractura de la costilla, declaró que era peligroso trasladar al señor Soto, dado el terrible estado en que se hallaba, y que por lo mismo había que aguardar al próximo día.

Así hubo que hacerlo, y en 1 4 de agosto fué trasladado a Las Marías.

Cuando encontré al coronel Soto estaba en estado tan lastimoso, que le incapa- citaba para todo servicio en absoluto, toda vez que tan sólo no se podía tener en pie, sino que ni aun siquiera podía revolverse en la cama. Y para que conste, firmo el presente en Mayagüez, a 31 de agosto de 1898. — Mayor H. H, Benham,