Página:Cuentos de amor de locura y de muerte (1918).pdf/237

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
229
Cuentos de amor de locura y de muerte

—No, no es eso!... Usted me ha mirado demasiado antes para que yo no sepa... Quería decirle esto: ¿No se acuerda Vd. de haberme dicho algo... dos o tres palabras nada más... la última noche que tuvo fiebre?

María Elvira contrajo las cejas un largo instante, y las levantó luego, más altas que lo natural. Me miró atentamente, sacudiendo la cabeza:

—No, no recuerdo...

—¡Ah!—me callé.

Pasó un rato. Vi de reojo que me miraba aún.

—¿Qué ?—murmuró.

—¿Qué... qué?—repetí.

Qué le dije?

—Tampoco me acuerdo ya...

—Sí, se acuerda... ¿Qué le dije?

—No sé, le aseguro...

229 —Sí, sabe... ¿Qué le dije?

—¡Veamos!—me aproximné de nuevo a ella. Si Vd. no recuerda absolutamente nada, puesto que todo era una alucinación de fiebre, ¿qué puede importarle lo que me haya o no dicho en su delirio?

El golpe era serio. Pero María Elvira no pensó en contestarlo, contentándose con mirarme un instante más y apartar la vista con una corta sacudida de hombros.

—Vamos—me dijo bruscamente.—Quiero bailar este vals.

—Es justo—me levanté.—El sueño de vals que bailábamos no tiene nada de divertido.

Dig tized by No me respondió. Mientras avanzábamos al salón, parecía buscar con los ojos a alguno de sus habituales compañeros de vals.

Google