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Cuentos de amor de locura y de muerte

Pero ella se había levantado también.

I ¡Sí, él! ; Usted es una criatura! ; Pregúntele de dónde ha sacado su fortuna, robada a sus clientes!

¡Y con esos aires! ¡Su familia irreprochable, sin mancha, se llena la boca con esol¡ Su familia!...

¡Dígale que le diga cuántas paredes tenía que saltar para ir a dormir con su mujer, antes de casarse! ¡Sí, y me viene con su familia!... ¡Muy bien, váyase; estoy hasta aqui de hipocresías! ! Que lo pase bien !

III 19 Nébel vivió cuatro días vagando en la más honda desesperación. ¿Qué podía esperar después de lo sucedido? Al quinto, y al anochecer, recibió una esquela:

"Octavio: Lidia está bastante enferma, y sólo su presencia podría calmarla.

María S. de Arrizabalaga".

Era una treta, no tenía duda. Pero si su Lidia en verdad...

Fué esa noche y la madre lo recibió con una discreción que asombró a Nébel; sin afabilidad excesiva, ni aire tampoco de pecadora que pide disculpa.

—Si quiere verla...

Nébel entró con la madre, y vió a su amor adorado en la cama, el rostro con esa frescura sin polvos que dan únicamente los 14 años, y las rodillas recogidas.

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