Página:Cuentos de amor de locura y de muerte (1918).pdf/45

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
37
Cuentos de amor de locura y de muerte

Pasó un largo rato en silencio. De pronto me llegó su voz, lenta:

37 —¿Sabes lo que te iba a decir?... Que no querías que María se enamorara de ti... Por eso no ibas.

—¡Qué estúpido!—me sonreí.

—Sí, estúpido! ¡Todo, todo lo que quieras!

Quedamos mudos otra vez. Al fin me acerqué a él.

—Esta noche vamos—le dije.—¿Quieres?

—Sí, quiero.

Cuatro horas más tarde llegábamos allá. María me saludó con toda naturalidad, como si hubiera dejado de verme apenas el día anterior, y sin parecer en lo más mínimo preocupada de mi larga ausencia.

—Pregúntale siquiera—se rió Vezzera con visible afectación por qué ha pasado tanto tiempo sin venir.

María arrugó imperceptiblemente el ceño, y se volvió a mí con risueña sorpresa.

—¡Pero supongo que no tendría deseo de visitarnos!

Aunque el tono de la exclamación no pedía respuesta, María quedó un instante en suspenso, como si la esperara. Vi que Vezzera me devoraba con los ojos.

—Aunque deba avergonzarme eternamente—repuse—confieso que hay algo de verdad...

—¿No es verdad?—se rió ella.

Pero ya en el movimiento de pies y en dilatación de las narices de Vezzera, conocí su tensión de nervios.

—Dile que te diga—se dirigió a María por qué realmente no quería venir.

Era tan perverso y cobarde el ataque, que lo miré Google Din tired by