Página:Cuentos de hadas.djvu/94

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asombrosa, con elegancia, naturalidad y despejo. Desde aquel momento trabó con Roquete del Copete una conversacion amena, galante y bien sostenida. Replicaba y argumentaba con tantísima discrecion, que Roquete del Copete creyó haberle infundido mayor dósis de ingenio de la que para sí se habia reservado. Cuando la princesa volvió al palacio, toda la córte quedó maravillada de una trasformacion tan extraordinaria y repentina; porque así como ántes no hacia más que espetar majaderías, todo era ahora explicarse con razones llenas de agudeza y gracejo. El contento que tan inesperada novedad produjo en la córte, excede á toda ponderacion. A quien no le hizo mucha gracia fué á la hermana menor, porque no estando ya de su parte la ventaja del talento, al lado de la otra, que, como vulgarmente se dice, tenia la cuesta y las piedras, parecia una tarasca.

El rey se dejaba guiar por los consejos de su hermosa hija, y muchas veces entraba en su gabinete para consultarle algun asunto. Difundiéndose por todas partes la noticia de aquella increible metamórfosis, todos los príncipes jóvenes de los reinos comarcanos se esmeraron en agradar á la princesa, y casi todos solicitaron su mano; pero ninguno le parecia de bastante talento, y á todos escuchaba sin dejarles traslucir la menor sombra de esperanza.

No obstante, presentóse á solicitarla un príncipe tan poderoso, tan rico, tan galan y discreto, que consiguió mover en favor suyo el corazon de la princesa. Como el padre notase la inclinacion de su hija, faltóle tiempo para decirle que en cuanto á elegir marido era enteramente