Página:Cuentos de la Alhambra (1833).pdf/29

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
(17)

ojearlos y prenderlos uno á uno. El buen oficial se empeñó en que nos habia de dar algunos hombres para nuestra escolta. «Mas uno solo bastará, añadió, porque los ladrones nos conocen, y la vista sola de uno de mis muchachos derramará el espanto por toda la sierra.» Le agradecimos su ofrecimiento y buena voluntad, asegurándole en el mismo tono, que con el formidable escudero Sancho no temeríamos haberlas con todos los bandoleros de Andalucía.

Mientras estábamos cenando con el amable perdonavidas, llegó á nuestros oidos el sonido de una guitarra, acompañado de un repiqueteo de castañuelas, y poco despues un coro de bien concertadas voces que cantaba una tonada popular. Era un