Cuentos grises 73
mando: soy un idiota... un imbécil... Señor Juez, es preciso dar inmediatamente orden de prender al criminal. ¡Ah! ya es demasiado tarde... ¡ha tenido tiempo de embarcarse!
—¡El criminal! exclamó el Juez sorprendido. ¿Le conoce usted? ¿Cómo se llama?
—Se llama el banquero don Horacio Meneses.
Por un momento el asombro nos impidió articular palabra: por fin el Juez balbuceó:
—¡El! ¿qué dice usted? ¿Y las pruebas?
—Ahí tiene usted una, la desaparición del dueño de esta casa. Y aquí tiene usted otra, añadió dirigiéndose al último balcón que daba a la esquina.
Todos le seguimos y pudimos ver la falleba ligeramente manchada de sangre.
—Anoche, prosiguió Marcial, vine a ver al señor Meneses para manifestarle que me iba a encargar de la investigación y que tenía esperanzas de dar con el asesino. Mientras fué a buscar a su escritorio una fotografía de su esposa, me puse a examinar este balcón; pero Meneses observó desde el corredor mi maniobra gracias a ese espejo, pues advertí en su semblante cierta expresión de inquietud o angustia. ¡El miserable comprendió que estaba perdido y se puso en salvo! Es más astuto de lo que yo pensaba.
—No veo todavía que conexión hay entre