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272 — Felipe Trigo
pelo desde hacía unos meses, abrió los brazos, recibió los de él y lloraron juntos..., mucho tiempo, de pie, temblando..., temblando de recíproca piedad en la resignación con su desgracia.
Luego, juntos también, fueron a ver a la pobre Margarita.
La noble dama preveníale a su marido que, por caridad, aunque el bien hubiera poco de durarle, ella le había ocultado a la infeliz el juicio de los médicos... ¿A qué tan pronto confirmarla su vergüenza nueva y su eterna condenación a la tortura?