noré siempre su nombre. He aquí la lucubración a que me refiero:
AMAR HASTA FRACASAR
La Habana aclamaba a Ana, la dama más agarbada, más afamada.—Amaba a Ana Blas, galán asaz cabal, tal amaba Chactas a Atala.
Ya pasaban largas albas para Ana, para Blas; mas nada alcanzaban. Casar trataban, mas hallaban avaras a las hadas, para dar grata andanza a tal plan.
La plaza llamada Armas, daba casa a la dama; Blas la hablaba cada mañana; mas la mamá, llamada Marta Albar, nada alcanzaba. La tal mamá trataba jamás casar a Ana hasta hallar gran galán, casa alta, ancha arca para apañar larga plata, para agarrar adahalas[1]. ¡Bravas agallas!—¿Mas bastaba tal cabala?—Nada ¡cá! ¡nada basta a atajar la llama aflamada!
Ana alzaba la cama al aclarar; Blas la hallaba ya parada a la bajada. Las gradas ca-
- ↑ Adahalas, lo mismo que adehalas.