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¿Pero, por qué el mayor porcentaje de oleografías en los barrios bajos corresponde al Arcángel y al Mártir? No será por la indumentaria, ni por Lucifer, ni por el tronco del árbol. En fin, vayan a saberlo. Será porque el lunes atropellaron a un perro.


Larí, lará


 El Teniente, camino de Pereira 57 (al zaguán), sintió pasos tras sí y volvió a ver; como no había nadie siguió andando con cuidado. Otros pasos...; entonces tuvo miedo. El que empieza con la inquietud, que hace como que muerde los talones o sopla el frío a la cara. Graduándose, aumentándose, como suavizando el músculo para la carrera. ¡Qué frío! Este soplo es algo molestoso; incomoda la espalda y hace encoger los hombros.

"Yo tuve una vez un perro de aguas... En esta oscuridad no se puede ver la hora que es... Ayer de mañana un hombre se ha hecho loco... ¡Si yo me hiciera loco!" Hay aquí una descarga hormigueante que se prolonga desde la cabeza hasta las uñas.

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