LA CIUDADDELVICIO
Fuera de puertas aún salían 'escasos mobiliarios de la.Baixa (1), camino de la oásis burócratas: Siete- Ríos, Campo Grande, Bemfica y Lumiar, en que to- do buen oficial del Estado, mercero enriquecido o tísico pobre, va a tonificarse con el buen aire de los campos sin abandonar, no obstante, sus menesteres de intramuros.
El tifus ya hacía propaganda por esos barrios en las alas del miasma surgiendo de todo aquel con- glometado; de los decretos en sordina, de las con- ciencias gangrenadas, de las loterías de la Misericor- dia, (2) de los cuarteles, de los tribunales y de las alcantarillas...
Teatros cerrados, librerías con moscas, todo fati- gado; y soldados parándose en las esquinas a dele- trear grandes carteles que anuncian: El Hereje, Las Máquinas de familia (?), La Orgía, y El Fiacre nú- mero 13, que según me cuentan es revolucionario también... ¡y tremendo, con mil diablos!...
El campo en Junio se despoetiza en el país cerea- lífero, Grandes zonas amarillentas de mies, pastos secos revistiendo la pocilga, barrancos sin pozo de agua, zarzales dejando colgar las moras en racimos, y toda la legión de aves emigratorias que acaban de
csuzar el estrecho:.tórtolas, cigiieñas, cucos... En los SP (1) Llámase en general a Baixa toda la ciudad reedificada
por el Marqués de Pombal “después del terremoio; toda la parte baja de Lisboa, a orillas del Tajo.—T.
(2) Llámase así a la lotería nacional portuguesa que el Esta- do patrocina y cuyos ingresos destínanse a la Casa de Miseri- cordia, edificio anejo a lá Iglesia de S. Roque, en Lisboa.— N. del 7.
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