LA CIUDADDEL VICIO
bruma de esos remotos continentes, donde contem- plativas reposan las ruinas de los templos, sobre cu- yos capiteles derrocados eternamente duerme lu sombra de Sinai!...
Por el agua irritada de palpitaciones, la lancha se deslizaba en silencio fuera de la zona aduanera... Se había concebido la idea de una pesca nocturna, que nos hurtase en aquella noche de Casino, a la convi- vencia de bañistas pretenciosos y de mujeres fatiga- das. La noche estancábase en una quietud ahogado- ra, sin brisas y toda uniforme en su luto... De la ciudad, el gas trazaba en lu sombra como un plano de edificio mostruoso, puntuaciones rojas que se alargaban en formidable escala, desde la Torre de Belén, (1) clavada en la punta de una línea arenosa y
3 Ñ >. curva, hasta la otra cornisa" que la aglomeración de
jas casas de Alfama, parecía ocultar. Y de tamaña mole venía un hervor de respiración convulsa, que a flor de agua se afinaba con sutilezas acústicas, refinando cada rtido en su gradación, desde el ja- dear de una válvula de fábrica, hasta el grito indis- tinto de un vendedor de periódieos...
Mirada así de lejos, desde el fondo de aquella sombra salada, Lisboa tenía el aspecto de una gran ciudad entregada a la neurosis trágica del vicio, puesto quése abpagaban en la noche las fachadas de los edificios "burgueses, las arquitecturas híbridas de los palacios y de los templos, la uhiformidad de las
(1) Punto de avanzada en el, río con la antigua torre, de donde salió Vasco de Gama con sus carabelas a explorar mundos nuevos. —/V. del T, $
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