voluntad y la piedra; busca el centro". Inmediatamente se ubicó en el centro de la piedra y empezó hacer respiraciones profundas.
El viento cesó, pero ahora escuchaba las voces de Serpiente de Fuego y Relámpago de la Noche que lo llamaban; uno, diciéndole que por ahí estaba la salida y el otro le pedía ayuda, porque estaba atrapado en unas piedras que le habían roto una pierna. Las voces parecían tan reales, que Águila Nocturna trató de hablar con ellos sin éxito.
El límite de sus resistencia estaba por llegar; la sed, el hambre, el silencio, pero sobre todo la oscuridad, le estaba reduciendo su fuerza de voluntad a la mínima expresión. Águila Nocturna empezó entonces a llorar, se sentía tan desprotegido y desolado, tan indefenso, quería salir de ese infierno, no podía más. Recordó entonces, las palabras de Serpiente de Fuego, cuando le dijo:
"La diferencia entre un guerrero de la Batalla Florida y un hombre común; es que el guerrero, sabe que ni un mar de lágrimas influirán un dedo en su destino, por eso los guerreros lloran sabiendo que de nada le servirá. Un guerrero por más que decante su espíritu y fortalezca su cuerpo, es tan solo ¡un ser humano!, que siente y que sufre igual que todos los seres humanos. La diferencia entre un hombre común y un guerrero; es que el guerrero no se entrega al dolor."
El recuerdo de estas palabras, fueron como un bálsamo para su Dolor. Poco a poco, regresó la sobriedad y con ella el equilibrio para de nuevo quedar dormido.
Águila Nocturna mantuvo el equilibrio, a partir de que logró poner su mente en blanco. Su respiración se redujo a la mínima expresión y poco a poco, su cuerpo se integró a la piedra. Dejó de ser él, para sumarse a la piedra. Se sintió fuerte y compacto, se dio cuenta que la piedra estaba viva y que lo había aceptado, y por ello, ahora lo defendía.