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Página:Daany Beédxe.djvu/134

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y lo ubicaron de cara al Oriente, en la pequeña construcción del centro. Entonces comenzó la ceremonia de bienvenida. Los grandes tambores multiplicaron sus voces y su potencia. En las cuatro esquinas se quemaba copal y a un tiempo los cuatro grupos de personas empezaron a bailar. Cada grupo bailaba en torno a una persona que estaba en el centro, de modo que aunque todos bailaban el mismo ritmo, cada grupo seguía a su propio líder. La danza giraba hacia la izquierda, pero cada grupo giraba también en torno a su líder hacia la izquierda. De cuando en cuando, los grupos cambiaban de punto cardinal, al mismo tiempo, sin dejar de bailar; pasando del sur al poniente y luego al norte, para llegar Después al oriente y así nuevamente llegar a la posición Sur. Águila Nocturna también giraba, pero en sentido inverso.

La música y la danza, desprendían una poderosa energía que iba en aumento. Cada vez la velocidad se iba incrementando. Parecía que los pies de los cuatrocientos danzantes, despertaban a la Madre querida, la llamaban para implorarle su compañía y su fuerza.

Al inicio, Águila Nocturna giraba en sentido contrario de manera muy lenta, en el eje de sus propios pies. Algo le indicaba que así tenía que ser, su cuerpo se movía por si solo y él se dejaba ir. La música, el ritmo y los cuerpos, generaban una poderosa energía que parecía emerger de la tierra. Águila Nocturna cerró los ojos y se entregó sin pensamientos a la danza. Sin darse cuenta, su cuerpo estaba girando con el grupo; de pronto sintió un tirón y escucho el sonido que hace una rama seca al partirse. Abrió los ojos y vio cómo se elevaba hacia el cielo. No sintió miedo, su cuerpo estaba al frente de los hechos y su mente se mantenía expectante.

Subió hasta ver a DAANY BEÉDXE pequeña e insignificante desde aquellas alturas. Las montañas se veían en diversos tonos de verde, hasta llegar al azul fuerte. En el horizonte se alcanzaba a apreciar el volcán más elevado, de la gran tierra que está circundada por las aguas divinas, El Cerro de la Estrella. Su vuelo duró un instante o una eternidad. Pudo conocer cinco grandes ciudades con pirámides y edificios verdaderamente extraordinarios y majestuosos. Con una

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