tanto os entristece; una pena que participo, por mas que eso os asombre. Todos sois lo mismo; como los demas, no creeis que una pobre jorobada como yo pueda ser susceptible de un sentimiento generoso... Yo solo soy un juguete con que se di- vierten, y que es tan insensible, no es esto? como una muñeca.
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- Estoy lejos de pensar aşi, le dije; vuestra visita lo único que hace es sorprenderme, pucs 08 he visto una sola vez, y con...
- ¡Ah! señor, justamente me habeis visto con vuestro pérfido amigo, y os acordais de mis pala- bras frivolas, y creed que él ú otro cualquiera no hubiera hecho caso de mi si, en vez de divertirles, hubiera venido á contarles lástimas y á apiadarles sobre el padre y la hermana á quienes gano el pan con mi trabajo... Pero basta de esto : vengo aqui porque tengo remordimientos de haber sido cóm- plice, aunque inocente, de una traicion... Vos mis- mo, cuando hablasteis delante de Steerforth de aquella jóven, me engañasteis sin saberlo : os vi ruborizaros y palidecer al pronumciar su nombre, cuando me separé de vos me dejé persuadir por aquel miserable Littimer, que me esperaba á la salida, y que me dijo que se trataba de salvaros de una pasion desgraciada. Su amo, me juró, queria advertir á la infortunada, aum mas por vos que por clla, y fui á easa de Omer y Joram á eutregarla una carta escrita de antemano... ¿Creeis que haya hecho mal la polbre jorobada en venir á justificarse al saber lo que ocurria? Si algun dia la hallais afectando ligereza é indiscrecion, quiero que sepais que eso y mucho mas tiene que fingir en obsequio de aquellos que la dejarian morir de hambre si quisiese ser séria...
Aquella revelacion me anonadó.
