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Página:De Madrid a Nápoles (1878).djvu/104

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DE MADRID A NAPOLES

Himalaya pudiera tener algunos metros más.—Y aunque llegase á las estrellas fijas, cualquiera podria sin grande esfuerzo imajinarlo un poco mayor...

Pero. yo no debia revelar al público estos secretos, ni disminuir con tales reflexiones la importancia de mi viaje.

Dice bien el refran: el que mucho habla, mucho yerra.


IV

FISIOLOGÍA DEL MULO, DEL JUMENTO Y PEL CABALLO.—LA MAR DE HIELO.-AVALANCHAS. —EL ALBUM DE LA FLECHERE. —PUESTA DEL SOL.

Chamounix , 17 octubre.


Han pasado algunas horas de sueño, durante las cuales mi alma ha viajado por donde mejor le ha parecido, á la manera de un criado que aprovecha las horas en que su amo se halla de paseo, para entregarse libremente á sus asuntos particulares.—¡ Vaya un símil!

Las gallinas cacarean á la puerta del hotel. Es cosa de levantase. El reloj marca las seis.

Abro la ventana... ¡Oh qué día tan magnífico!—El sol argenta, ó por mejor decir, bruñe la cumbre del Mont-Blanc. El cielo está limpio y azul como en un dia de primavera en Granada. Los Alpes recortan el horizonte con su nevada silueta, tan pura, tan perceptible, tan precisa en sus contornos, como si fuera una incrustacion de plata que bordase el ancho pabellon del firmamento... ¡Qué inmaculada nitidez, qué limpieza, qué virginidad en ese panorama! —Se diria que es un mundo recien salido de las manos del Criador, y que ni mirada de hombre ni vuelo de ave ha profanado todavía el sublime misterio de sus horas.

En esto llaman á nuestra puerta.—Son los guias que vienen á ofrecerse.

Nuestro plan está formado.—Destinaremos la mañana á la Mar de Hielo: á las doce vendremos á almorzar al hotel; y á la tarde subiremos á la Flechere, desde donde contemplaremos toda la magnifidencia del Mont-Blanc.

Son dos viajes en mulo, que sumau diez leguas de bajadas y subidas por entre hielos y nieves...—¡ Valor!

El ajuste está hecho...—Casi un ojo de la cara...

Llevaremos dos mulos y tres guías; zapatos herrados, y los bastones consabidos.

Cosa de merienda no hace falta; pues, al decir de esta gente, ya encontraremos por entre esas neveras alguna choza en que nos den un vaso de mosto y un pedazo de queso con que espantar el frio.—Por lo demás, nosotros nos hemos desayunado medianamente...