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DE MADRID A NAPOLES
Presto à morir son sempre: é duolmi or sol l'aver visstlo lo troppo!

Rossi es un buen actor trágico; pero, aunque muy jóven todavía, está ya próximo á su decadencia. Grita mucho y es exagerado como todos los actores de Italia, lo cual ha debilitado prematuramente sus facultades. Diríase que ha explotado mal la cantera de su voz, y que al sacar de ella algunas estátuas, ha quebrantado el mármol restante. Quizás es tambien demasiado enfático, demasiado solemne; pero cuando se distrae, tiene arranques sublimes. En resúmen: á mi juicio, vale más que todos los actores trágicos que he oido en Francia y en España, excluyendo á la Ristori.

¡Ah! Los italianos son artistas por naturaleza, por tradicion y porque respiran el arte en el aire patrio.-En los últimos histriones de una compañía ambulante échase de ver no sé qué grandeza clásica, no sé qué instintos magistrales, no sé qué tentativas de sublimidad, que no pueden consistir en otra cosa que en la costumbre de contemplar en todas partes, en la iglesia, en la plaza pública, en los paseos, en los mismos campos, nobles estátuas, elegantes pórticos, maravillosas pinturas, venerables ruinas; modelos, en fin, de la perfeccion artística á que tantas veces ha llegado Italia. -Yo he visto á un niño de doce años dibujar con carbon sobre las losas de una calle de Milan cabezas de Vírgenes y de Santos, llenas de defectos, es verdad, pero notables por su estilo.-Yo he oido cantar á los trabajadores y á los soldados, en las calles y en los caminos, con una inteligencia y un gusto que se adquieren difícilmente en los Con- servatorios de otros pueblos.-Yo no he hallado todavía en Italia cuadro, escultura ni edificio tan detestable que no recuerde, siquier pálidamente, las excelencias de los grandes maestros inmortalizados por la fama.

Volviendo á Rossi, diré que la noche que estoy pasando viéndole hacer el papel de Virginio en la VIRGINIA del sublime Alfieri, es la primera en que he realizado parte de mis ilusiones acerca de los teatros de Italia.

Entre tanto, la tragedia es interrumpida á cada paso por los aplausos frenéticos del público, que encuentra en todas las escenas algo que referir, por vía de epigrama, al gobierno difunto de los Este.-Y el público no se equivoca en ello; pues Alfieri, como todo el mundo sabe, era un tribuno ardientísimo, disfrazado de poeta, y sus obras inmortales están sembradas de alusiones, máximas, profecías y predicaciones políticas, que han contribuido no poco á mantener vivo en toda la península italiana, durante los últimos años de opresion y tiranía, el amor á la libertad y el afan de independencia.

Debo tambien hacer notar que no es solamente el linsensato vulgo, siempre dispuesto a las mudanzas (como llamaba Radetzky á la clase popular) el que aplaude con furor los rasgos patrióticos y liberales de Alfieri: son tambien las más principales damas, los más nobles caballeros,