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cuál es el que honra y cuál es el honrado: si la benemérita institución de Rivadavia o la principal colaboradora del insigne hombre público en la fundación del instituto; y la mujer que, por sus talentos administrativos, por su penetrante intuición de los hombres y cosas del país, por su espíritu progresista, por sus condiciones y virtudes sociales per- sonifica, con mayor vigor y relieve, las altas dotes de la dama pública argentina. El cora- zón sensible de Misia Mariquita debió, más de una vez, henchirse de inmensa satisfac- ción y de legítimo orgullo ante las demostra- ciones cariñosas de amigos y conocidos, y ante el respeto público que la seguía a todas par- tes. Multitud de hombres de distintas gene- raciones, desde el atildado secretario de San Martín, el general Tomás Guido, hasta el grupo de los jóvenes que se iniciaban enton- ces en la vida social — los Estrada, Moreno, Obligado, pasando por los compañeros de su hijo Juan Thompson, restos gloriosos del fa-