— 88 —
La conclusión final, de la cuarteta y la epís- tola, no puede ser más pesimista y desconso- ladora para los que abrigan ilusiones sobre la
perfectibilidad humana y el progreso social :
¡Se muere la sociedad, Se muere el amor, amiga Y se muere la amistad !
¿Será verdad que la autora de esta compo- sición estaba atacada realmente de progreso- fobia y abrigaba, con sinceridad, las ideas versificadas en este himno al misoneísmo ? No lo creo, por mi parte. En mi sentir, toda la obra es una muestra acabada del alma com- pasiva, a la par que del genio travieso y fina- mente irónico de la autora que, ni mientras escribía esos versos, ni antes, ni después, ni nunca, creyó un solo momento en la agonía de la amistad, del amor, y dela sociabilidad; en las ventajas de la educación antigua sobre la moderna; en la decadencia paulatina de
las costumbres, en la substitución de los an-