174 PAULETTE PAX
con la cabeza erguida, sonriente y adelantando un pie les pregunté dónde se encuentra la Bol- choia Kauninchnaia (que está en la calle de las Grandes Caballerizas).
—A la derecha—me respondieron.
Y seguí mi camino alegremente, cantando con nerviosidad y sin poder detenerme. Un francés, amigo mío, a quien encuentro, me dice:
— ¿Está usted muy contenta?
—Cállese usted—le respondí —, o rompo a llorar.
En la Legación de Dinamarca dejo al fin mis cuadernos, que podrían llevarme al patíbulo, aunque no fuera sino por esta sola frase:
¡Uritzky acaba de ser asesinado. Un suspiro de satisfacción se escapa de todos los pechos!
A 8 de Septiembre.
¡Y yo que me creía segura en la Embajada de España!
Los guardias rojos la visitan de continuo; todos los días se llevan cajas llenas, pero esto no es sino el resultado de una venganza personal. El príncipe Abemalek Lazareff legó al morir 6.000 rublos a su dvornik. Pero los herederos se nega- ron a pagar esta suma. El beneficiario, para ven- garse, fué a buscar a los guardias rojos, y les co- municó que el príncipe tenía fabulosas riquezas